miércoles, 28 de junio de 2017

Stanisłao Wyspiański, el artista que mejor representa el glorioso cócktail austrohúngaro






Hoy, 28 de junio, Día de San Vito, la fecha del trágico principio del fin del rutilante Imperio de los Habsburgo allá por 1914 en una funesta tarde de domingo en Sarajevo  http://horapensar.blogspot.com.es/2014/06/nada-y-todo-en-realidad-domingo-28-de.html , no resulta extraño que aquel maravilloso compendio de pueblos, nacionalidades, territorios y tradiciones que fue el Imperio Austrohúngaro causara tanta envidia e inquina entre sus vecinos y potencias rivales.

Su liderazgo mundial era incuestionable en campos como la medicina, el comercio, la arquitectura, las artes suntuarias o la creación artística. Tanta riqueza inmaterial no podía menos que expresarse a través de una generación irrepetible de artistas que abarcaba lo mejor de una Europa que comenzaba en las llanuras de Silesia o Galitzia y culminaba en las hermosas costas dálmatas del Adriático y las nevadas cumbres del Tirol.

Entre ellos, una de las grandes figuras del naciente modernismo, movimiento que alcanzó sus mayores cotas en Austria-Hungría, y que es el ejemplo claro de esa irrepetible fusión de gentes de distintas procedencias en pro de la gloria del Imperio.

Stanisłao Wyspiański, nacido en el Gran Ducado de Cracovia, entonces parte de las posesiones polacas de los Habsburgo, es uno de los más polifacéticos artistas e intelectuales de su tiempo, precozmente desparecido en 1907 a la edad de 38 años.

Dramaturgo, poeta, creador de espectaculares vidrieras e interiores modernistas, diseñador de muebles y decorador, pero, sobre todo, pintor y dibujante, era el astro rey de la llamada Academia de las Bellas Artes de Cracovia, integrada en ese amplio y fructífero movimiento artístico que fue la Sociedad Austriaca-Polaca, entre dos pueblos histórica y culturalmente tan esenciales para la historia de Europa Central...

Hijo de un escultor alcohólico y huérfano de madre desde los siete por culpa de la tuberculosis, fue, como Luke Skywalker, criado por sus tíos, en el seno de una familia burguesa de desahogada situación económica.

Hasta 1918, con la independencia de Polonia, fue considerado y venerado como uno de los principales genios del escenario cultural del imperio, cuya brillante carrera truncó su muerte a causa de la sífilis, enfermedad entonces incurable (poco efecto tuvo su estancia en el conocido balneario austriaco de Bad Hall para combatir sus estragos, algo que sólo sería posible décadas más tarde con la penicilina), y que había contraído a pesar de estar casado y ser padre de cuatro retoños.

Entre las muchas obras que este amigo íntimo de Paul Gaugin - con quien recorrió Francia empapándose de su arte - y gran conocedor del arte de Alemania, Suiza, Italia o República Checa (países que visitó para aprender e inspirarse en sus maestros y paisajes) ha legado a la posteridad está, por partida doble, su impresionante 'Macierzynstwo/Maternidad' (1905) (fotos 2 y 3) que es una de las imágenes más emblemáticas y omnipresentes para los visitantes y turistas que tienen la suerte de conocer Cracovia, y el indiscutible testimonio de su colosal y versátil talento...

El mejor ejemplo de esa suma maravillosa de naciones, culturas y pueblos que tal día como hoy, hace 103 años, comenzó a dejar de existir...

2 comentarios:

Conde de Salisbury dijo...

A. E. I. O. U. Austriae est imperare orbi universo! Interesante artista, pero si a pesar de su matrimonio y sus cuatro hijos contrajo sífilis es que debió estar metiendo su "cosita" donde no debía.

sushi de anguila dijo...

Por supuesto, un angelito no era, como tampoco otros de sus grandes contemporáneos como Klimt o Egon Schiele...